Francois Hollande ha anunciado el mayor ajuste económico desde hace medio siglo en Francia. El presidente de Francia se propone ahorrar 30.000 millones de euros para evitar, según sus propias palabras, que la siguiente generación carge con la deuda del país vecino.
Un tercio del drástico ajuste corresponderá a recortes del gasto en todos los departamento gubernamentales, dejando a salvo Educación, Interior y Justicia. Los 20.000 restantes se obtendrán mediante la subida de impuestos a las grandes empresas y a los contribuyentes más adinerados. Las rentas superiores a un millón de euros tendrán un tipo impositivo del 75 %.
Es decir, se aplicará el principio de que quien más tiene más aportará para reducir el déficit público, con el objetivo de situarlo en el 3% el próximo año. El ejemplo francés debería ser tenido en cuenta en otros países, incluido por supuesto el nuestro.
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