El Barca no ha desmentido lo publicado ayer por el diario deportivo Sport, según lo cual la próxima temporada lucirá como segunda equipación la senyera de Cataluña. La noticia se conoce además en un momento de efervescencia nacionalista con la manifestación que se prevé masiva esta tarde en conmemoración de la Diada de Cataluña.
No es la primera vez que un equipo de fútbol utiliza guiños nacionalistas en su vestimemta. Casi todos han incorporado en los últimos años banderas en el cuello o en las mangas que hacen referencia a los colores del Estado o de las Comunidades Autónomas, pero la idea del Barcelona, si se confirma, va más allá. Significará que deja atrás los tradicionales colores de su vestimenta -rojo y azul- y los cambia por los de una bandera, al menos en su segunda equipación.
Esta apropiación del imaginario identitario puede suponer para más de un aficionado una plena satisfacción sentimental, pero para otros puede ser motivo de decepción. Pienso en los aficionados del Espanyol que se sientan tan catalanes como los cules. ¿Llevará a una defección de los colores de su comunidad por parte de esos aficionados?
Otro equipo que ha ido introduciendo progresivamente los colores de la bandera en su vestimenta es el Athletic Club. Del rojo, blanco y negro se ha pasado en el chándal al verde, rojo y blanco de la ikurriña. ¿Qué pensarán de ello los aficionados de su tradicional rival, los seguidores de la Real Sociedad?
¿Sería mucho pedir dejar las banderas fuera del fútbol? Igual todos ganábamos y podríamos disfrutar más de lo que es el fútbol: un mero deporte.
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