jueves, 18 de octubre de 2012

El perdón de Eric Lomax



Entre las necrológicas que publica hoy la prensa, destaca la del británico Eric Lomax,  un periodista y telegrafista que en la Segunda Guerra Mundial, sufrió cautiverio en el Extremo Oriente a manos japonesas.

Lomax, nacido cerca de Edimburgo, sirvió en el Ejercito Británico en Singapur hasta que fue apresado por los japoneses. Encarcelado en la prisión de Changi, consiguiö fabricar una rudimentaria radio para seguir las informaciones de la guerra.

Descubierta la radio por sus carceleros, fue acusado de espionaje y sometido a unas horribles torturas. En el curso de las cuales, un intérprte japonés, llamado Takashi Nagase, le traducía las preguntas de sus infames interrogadores.

Salió vivo de aquella experiencia y de la guerra, pero la huella de su terrible experiencia le persiguió durante muchos años, entrando en depresión. De ella salió, alcanzando por fin la paz, gracias a que contactó con uno de sus captores, en concreto, con aquel intérprete que le traducía las preguntas mientras le rompían las costillas.

Takashi Nagase llevaba años contactando con las víctimas de los malos tratos en los que intervino como intérprete. Lomax y Nagase quedaron para verse sobre el río Kwai, aquel puente construido por los soldados británicos cautivos de los japoneses.

Nagase se deshizo en disculpas y peticiones de perdón. Lomax se lo concedió. "El perdón es posible cusndo alguien está preparado para aceptar la disculpa", dijo el escocés. Esa es la gran lección que nos aporta Lomax. No solo basta que el victimario asuma su error y pida perdón, que visto lo ocurrido en nuestro país ya es mucho, a tenor de los pocos casos dados, sino que es necesario que la víctima esté preparado para aceptar la disculpa.

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