lunes, 28 de septiembre de 2015

Claves tras las elecciones:

Las coaliciones independentistas han perdido el plebiscito que habían planteado. Un 52% de los catalanes han votado por opciones que apuestan por el mantenimiento de la región dentro de España, aunque con diversos matices. Así, cerca de un 9% han apoyado a una coalición, Catalunya sí que es Pot, la marca de Podemos, que aboga por el reconocimiento del derecho a la autodeterminación de Cataluña. Y cerca de un 13% apuesta por un modelo federal en toda España, tal como los socialistas pretenden. El 30% restante, repartido entre Ciutadans y el PP, abogan por un encaje de Cataluña en España similar al existente. Datos todos estos que revelan que aún siendo mayoritarios los no independentistas, no representan un bloque homogéneo.
Esta constatación supone una evidente debilidad del proyecto unitario español, que además tiene otro grave problema: cerca de dos millones de catalanes quieren independizarse o, al menos, han votado a formaciones que llevaban esa premisa en su programa, más allá de que una parte de ellos -no mayoritaria, pero sí significativa- habrán planteado su voto como un mero reforzamiento de la posición negociadora frente al gobierno central.
La fractura social en Cataluña es evidente. Su electorado se encuentra partido en dos mitades, una de ellas, la independentista, más cohesionada y que disfruta de todas las ayudas posibles de las instituciones autonómicas catalanas y de unos medios de comunicación subvencionados, tras cinco años de gobierno de Artur Mas volcado en la construcción nacional de Euskadi. La ocupación del espacio público y del debate político son expresiones de esa ventaja.
La otra mitad se ha mantenido hasta ahora oculta y presenta dificultades para construir su mensaje unitario. El tiempo dirá si el ascenso de Ciutadans augura un cambio en este sentido, capaz de articular y cohesionar a la gran mayoría de los no independentistas.
Las dificultades de los independentistas provienen fundamentalmente de las dificultades en su liderazgo. El rechazo a Artur Mas de la formación libertaria de la CUP evidencia la dependencia de Junts pel Sí respecto a la formación de extrema izquierda y constata el fracaso del clásico catalanismo burgués nacionalista ante una izquierda independentista.
Todas las formaciones han perdido en estas elecciones, salvo Ciutadans. Entre ellos hay que destacar a Podemos, que se desinfla a pasos agigantados como alternativa en toda España. Pero sin duda el gran derrotado es el PP que sólo conserva 350.000 votos en Cataluña, lo que se antoja muy escaso para un partido que pretende mantenerse en el gobierno de toda España. Dentro de tres meses habrá unas unas elecciones generales que ya han quedado marcadas por su sabor catalán.

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