miércoles, 23 de septiembre de 2015

Derrota, pero no final

La nueva operación contra ETA ha permitido la detención de los dos últimos responsables de la banda: el pamplonica David Pla Martín, el típico producto etarra fogueado en la organización juvenil Jarrai, y la irundarra Iratxe Sorzabal Diez, con experiencia en matar tras su paso por diversos comandos de la organización a la par que también desempeñó la portavocía de las Gestoras Proamnistía, la estructura dependiente de ETA destinada a alimentar el señuelo de una rápida excarcelación de sus presos.

Sin duda, que la actuación de la Guardia Civil, operación bautizada con el significativo nombre de Pardines, la primera víctima mortal de ETA constatada, supone la certificación de la derrota sin paliativos de la banda terrorista. Simbolizaría la letra Omega, mientras que la Alfa fue aquel tiro gratuito en el ya lejano 1968 contra un agente de la agrupación de tráfico que tan solo pretendía comprobar el bastidor de un coche. En medio 47 años de violencia y desolación.

Pero considerar la redada de ayer como el fin de ETA, tal como ha declarado el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, puede denotar demasiado optimismo. Fundamentalmente porque aún queda libre Jose Antonio Urrutikoetxea Bengoetxea, más conocido como Josu Ternera, incorporado a la banda un par de años después del asesinato de José Antonio Pardines y dirigente de la misma durante muchas décadas. Tampoco ha sido detenido su hijo Egoitz, quien asegura la continuidad generacional de una organización con más de medio siglo de existencia, cuyos presupuestos ideológicos consideran que España colonizó el País Vasco (sic).

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