miércoles, 8 de marzo de 2017

Chasco

La elite que dirige el independentismo catalán muestra síntomas de desasosiego. Solo así se puede entender el garrafal error de aprobar un trámite parlamentario para la ruptura sin las mínimas garantías democráticas, hecho que ha causado un infinito asombro y desagradable impresión en las embajadas europeas acreditadas en España.

La deriva antidemocrática de esos mismos dirigentes, que obvian la inexistencia en Cataluña de una mayoría independentista, es una prueba más de la constatación de su impotencia. La reedición de la estrategia del referéndum, que ya fracasó en 2014, muestra el bucle intelectual en el que se hayan cautivos. Y sobre todo, el denominado proceso soberanista demuestra los errores de unos dirigentes que alardeaban de inteligencia, porque en el imaginario pretendido su diferente identidad se la garantizaba frente a los burdos españoles.

Presos de la construcción ideológica montada, peor será para sus miles de seguidores, frustrados sus sentimentales sueños. Y aún más negativas serán las consecuencias que tanto fiasco provocará. Por ello, conviene dejar claro que los únicos responsables de tanto desengaño serán precisamente esos dirigentes, que por necedad y/o interés llevaron a tanto confiado al chasco.

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