viernes, 31 de marzo de 2017

Una vez más

Nicolás Maduro afianza la dictadura del Régimen post-chavista sobre Venezuela, mediante la deposición de las atribuciones del órgano legislativo, a través de un artificio del Tribunal Supremo. De esta manera, el actual presidente de la República lamina a la oposición y, despojándose de vendas, asume el control omnímodo sobre un país al que sus actuales dirigentes han llevado a la pobreza, a la desatención médica y al caos en todos los servicios públicos, con uno de los más altos índices de mortalidad por violencia del mundo.

Ese es el resultado de la revolución bolivariana, del socialismo del siglo XXI. Una nueva distopía hecha realidad. Una vez más, en el curso de la Humanidad.

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