jueves, 26 de abril de 2018

Bajeza moral y execrable

Las circunstancias que rodean la ineludible dimisión de Cristina Cifuentes traslucen  un descorazonador paisaje: el de una bajeza moral y execrable difícilmente superable. A lo que estamos asistiendo, impávidos, es propio de la Chicago de los años treinta, con bandas de gánsteres dejando una siembra de cadáveres.

Ese el panorama que tenemos en Madrid, el de unas elites que no solo practican las puñaladas traperas, sino que recurren a todo tipo de vilezas para ajustarse las cuentas.  ¿Donde queda el ideal de unos gobernantes, cultos y comprometidos, que optan siempre por el bien público, en vez de por sus intereses egoístas?


La tremenda distancia entre lo que debería ser y lo que es, calibra la degeneración a la que hemos llegado. 

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