lunes, 23 de abril de 2018

No aprendemos

Que ETA esté preparando un acto de defunción que atraiga la atención internacional, permitiéndole presentarse como una parte de un conflicto, con plena bilateralidad con respecto al Estado que combatió, era algo previsible. Desde sus inicios, hace casi sesenta años, asumió tal aspiración, arrogándose representar a todo un pueblo al que nunca preguntó por tal asunción.


Pero que desde los medios de comunicación se disponga a participar, sin ningún cuidado en el lenguaje, de tal propaganda, que amenaza con extenderse con toda fanfarria hasta el 4 de mayo, en vez de contextualizar que se trata de la mera derrota de un planteamiento ideológico que trajo la desolación a muchos vascos, no deja de ser frustrante. Desgraciadamente, no aprendemos del pasado.

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