Con la renuncia de ETA a matar -hecho logrado por el acoso legal a la banda- estamos asistiendo en Euskadi a un creciente debate sobre las diversas formas de entender lo vasco. Ese debate, independientemente de su calado, es en sí mismo enriquecedor por la pluralidad que ofrece. En los matices está la riqueza.
Y si no que se lo digan al propio Goñi Tirapu, quien desde Madrid anhela poder votar en Euskadi y poder abrazar a su hijo, un etarra fugado.
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