viernes, 31 de agosto de 2012

Aire fresco


Las palabras de Mohamed Morsi en la cumbre del Movimiento de los Países No Alineados, que se celebra en Teherán, han supuesto una brisa de aire fresco. El nuevo presidente egipcio calificó de "obligación ética" apoyar al pueblo sirio en su lucha contra "el régimen represivo" de Bachar el Asad. E hizo un llamamiento a todos para frenar el derramamiento de sangre, propugnando la "injerencia efectiva".

Lo dicho por Morsi tiene un valor añadido por decirlo en Irán, el país que más ayuda a El Asad y que en la práctica sostiene la dictadura del líder alaui, una minoría chií, la misma interpretación del Islam que es mayoritaria en el país de los ayatolás. Las palabras de Morsi disgustaron al presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, y enfurecieron a la delegación siria que abandonó el cónclave.

En su primera gran cumbre internacional, Morsi ha sorprendido gratamente y su actuación permite vislumbrar que llevará de nuevo a Egipto al camino del liderato árabe. Tras empezar a meter en vereda al ejército egipcio, a Morsi solo le queda pasar una prueba: convertirse en el verdadero presidente de todos los egipcios y no ser solamente el líder de los Hermanos Musulmanes. A Morsi le queda demostrar que es un demócrata y no solo un islamista.

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