De lo dicho ayer por Mario Draghi se infiere que la desconfianza hacia España ha ganado en el debate europeo. Esa desconfianza se traducirá en que si queremos ayuda tendremos que asumir nuevas condiciones, lo que supondrá mayores dosis de dramatismo, si cabe, entre la sociedad española.
Con la decisión de ayer el Banco Central Europeo empuja a España a un segundo rescate tras el bancario. Y obviamente ese nuevo rescate tendrá como contrapartida nuevas condiciones, debidamente expuestas en otro memorándum.
Este nuevo rescate consistiría en solicitar la ayuda del FEEF, un fondo con el prosaíco nombre de Facilidad Europea de Estabilidad Financiera. Se trata de un rescate suave y no total de la economía española, pero efectivamente provocará más lágrimas aobre todo entre nuestros conciudadanos más desprotegidos.
Pero lo más indignante de todo esto es que hace una sola semana todavía existía un debate en Europa sobre si merecíamos la confianza como país para salir de esta. Fue cuando Mario Draghi dijo aquello de que salvaremos el euro y la prima de riesgo se desinfló. En una semana hemos pasado a la total desconfianza y ahora nos dicen: acógase usted a los planes de ayuda, pero es necesario someter a sus ciudadanos a una nueva vuelta de tuerca.
¿Y qué ha pasado en esa semana? Esencialmente una desastrosa reunión del Consejo de Política Fiscal y Finaciera, con autonomías que no acuden, otras que se van a mitad de reunión y un Gobierno enfrentado a ellas. Los tres partidos principales de este país, peleándose: PP, PSOE y CiU. Ese es el espectáculo que hemos dado en Europa, disipando cualquier duda en el debate de la desconfianza. El resultado: seremos más pobres.
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