viernes, 24 de agosto de 2012

Sombras sobre Sudáfrica




La reciente matanza de al menos 44 mineros que protestaban por sus condiciones laborales  a manos de la policía sudafricana ha revelado las sombras sobre un régimen que atrajo las simpatías mundiales desde que Nelson Mandela obró el milagro de la reconciliación racial en el país del apartheid, donde el blanco era superior al negro.

La transición que lideró Mandela consiguió unir en un solo pueblo a muchas razas que hasta entonces se habían opuesto entre sí. Al crear una nacionalidad sudafricana, permitió que ese país se pacificase y generara riqueza. Sudáfrica es hoy un coloso económico con un PIB cercano a la cuarta parte de todo el continente negro. 

Pero aparecen nubarrones sobre la obra de ese héroe, venerado en su patria y en todo el mundo. El primero es la falta de distribución de la riqueza creada estos años. Y el segundo, la identificación entre el Congreso Nacional Africano, el partido de Mandela, y el Estado, fuente de todo tipo de corrupción,  repitiendo el error que el PRI cometió en el México del siglo XX. Los actuales dirigentes sudafricanos deben reaccionar y no dilapidar el legado de Mandela.


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