martes, 13 de septiembre de 2016

Encuestas

Las encuestas que han aparecido a tres meses de las previsibles nuevas elecciones apuntan inexorablemente a un aumento de la abstención, debida al cansancio de los votantes en unos políticos incapaces de consensuar lo que los electores han expresado por dos veces.

En ese escenario es lógico que el voto moderado decaiga y se afiance el de los situados en los extremos del arco político: PP y Podemos. En el primer caso, incluso, la formación conservadora continúa con su tímida mejora, rebañando escaños en cada cita electoral, confirmando los réditos de una estrategia que solo tiene en cuenta al propio partido.

En el segundo, Pablo Iglesias ha optado por un perfil bajo, desatendiéndose de la gobernabilidad de España y centrándose en las disputas internas de la formación, impidiendo con éxito, al menos de momento, que las expectativas de voto decaigan ante la evidencia de la nula cohesión que supone el proyecto que lidera.

En cambio, los partidos situados en el centro político continúan sufriendo la erosión. Ciudadanos asiste perplejo a la constatación de que los electores no agradecen su esfuerzos por facilitar la gobernabilidad, continuando una sostenida pérdida de votos hacia su flanco derecho y en beneficio del PP. Y el PSOE aún no ha conseguido restañar la terrible herida que le desangra desde Zapatero, evidenciando que su actual líder, Pedro Sánchez, sigue siendo visto como el principal obstáculo para la gobernabilidad del país. Eso sí, la numantina, cuando no obcecada, actitud de Sánchez, contenta cada vez más a sus bases, cimentando un discreto suelo electoral que en las próximos comicios veremos si resiste el sorpasso, una palabra de la que se abusó en la anterior cita electoral, pero que parece que no va a desaparecer de los análisis. 

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