martes, 27 de septiembre de 2016

Retroceso demagógico

La profusión de instrumentos electivos a los que asistimos en los últimos años como las elecciones primarias o la plasmación del denominado derecho a decidir no implican necesariamente un avance democrático. Es más, en la mayoría de las ocasiones su implementación supone un retroceso demagógico.

El último ejemplo de ello ha sido la invocación de Pedro Sánchez a convocar unas primarias con las que eludir sus responsabilidades en los últimos cuatro comicios celebrados, donde el PSOE que él dirige ha encadenado fracaso tras fracaso. El secretario general socialista pretende así obviar esas derrotas, apelando a los militantes a una consulta sobre su persona.

La utilización de los referendos, sean del tipo que sean, ha sido históricamente una constante, aunque probablemente el culto a la personalidad, capaz de eludir objetivos fallos, nunca fue tan exacerbado como en la época de entreguerras del siglo pasado, con las consecuencias tan negativas que ocasionó.

El PSOE cometió un error en 1998 cuando incorporó a su acervo electoral las primarias, tal vez por influencia de los sistema electorales anglosajones. En los años siguientes fue otorgando a tal instrumento la consideración de definitivo, debilitando la capacidad decisioria de sus congresos. De tal manera que actualmente, el proceso electoral interno socialista aduce de excesivo protagonismo personal en detrimento de las discusiones ideológicas y estratégicas. Lo segundo lo propiciaban unos congresos verdaderamente decisorios, no como los que hay hoy en día. Además, tenían la virtud de incentivar el consenso, a la par que debatían las diferentes federaciones territoriales.

Todo eso ha sido sustituido por apelaciones a la adhesión personal y maniqueos planteamientos, básicos, como el de a favor de Rajoy o en contra. Toda una demagogia que pilla a un partido centenario, no sólo en horas bajas, sino desprovisto de unos sabios instrumentos electorales internos que durante muchas décadas fueron los propios y propiciaron su engrandecimiento, lo que le permitió alcanzar democráticamente el poder.

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