viernes, 5 de mayo de 2017

Instrumento fallido

En la vida, cuando un instrumento se muestra fallido, prescindimos de él. Y ni que decir cuando, observamos que puede ser incluso nocivo. Me refiero, sí, a las primarias que pueden dar la puntilla al PSOE, un partido más que centenario que ha contribuido como pocos al bienestar de nuestra sociedad.

Dentro de nuestro ramplón mundo de analistas políticos, nadie se atreve a poner en cuestión las pretendidas bondades de la democracia directa. Cautivos de la demagogia se inciensa diariamente el respaldo a este novedoso instrumento, otorgándole una bondad absoluta, sin reparar en sus consecuencias negativas, de las que el personalismo, como facilitador de liderazgos fuertes, reacios incluso a los controles democráticos básicos, sea tal vez su principal lacra.

Hablo de analistas, pero aún más echo en falta que algún político se atreva a decir claramente que la democracia representativa es una forma mucho más acorde con su esencia que la directa. Una excepción ha sido Juan Carlos Rodríguez Ibarra, sobre quien no creo que haya dudas de su izquierdismo. Alerta quien fue presidente de Extremadura del abismo al que se dirige el PSOE con las primarias.

Sea quien sea el triunfador de tales elecciones, el partido saldrá dividido de la prueba, cuando no roto. ¿No habría sido mejor, celebrar un congreso, como el PSOE ha hecho durante muchas décadas, en donde se discuta fundamentalmente de ideas y de estrategia, y no de personas?. Tras alcanzar el consenso general se decidía a última hora elegir al dirigente, quien estaba obligado a defender lo aprobado por amplísima mayoría. El resultado: un partido cohesionado y libre de caudillismos. Todo lo contrario hacia lo que va el PSOE con las primarias.

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