miércoles, 10 de mayo de 2017

Poeta



Hoy les quiero hablar de un poeta. De uno de los mejores que hemos tenido en las últimas cuatro décadas. De Guillermo Carnero, uno de los renombrados novísimos que en 1970 deslumbraron el panorrama litearario.

Estos días, afortunadamente, se vuelve a hablar de él, por la publicación de su último libro, titulado Regiones Devastadas, donde retorna a sus temas de siempre: los límites del ser humano y su incomunicación, lastrando las posibilidades de transformar el mundo.

Entre las entrevistas que he lleído estos días, Carnero reflexiona sobre las utopías y reitera que a él le hubiera gustado vivir en el siglo XVIII, el siglo de la Ilustración, el último momento antes de que siendo progresista se perdiera la inocencia, al constatarse el fracaso de las ideologías y el reguero de desgracias que trajeron.

Poco más se puede añadir a lo dicho por el poeta. Tan solo recordar a todos aquellos de buena voluntad que porfían en ello, que solo es lìcito si no tratan de imponerlo, templando toda radicalidad y confiando en la educación, el único juguete no roto de aquel Siglo de las Luces.  A los de mala fe, que también los hay, decirles que sus ansias de llegar al poder no se diferencian en nada a las que siempre han acompañado a nuestra especie.

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