martes, 23 de mayo de 2017

Roto y escorado

Que el PSOE es un partido roto no creo que nadie lo ponga en duda.  Se constata con solo ver los resultados de las primarias, con un 51% por ciento de apoyo para Pedro Sánchez, y un 49% para los otros dos candidatos. Y con contemplar la imagen que dieron los tres tras saberse los resultados, aguantando juntos un escaso minuto, mínima cortesía para que los gráficos pudieran hacer su trabajo. Y con observar la cara de Susana Díaz, la gran derrotada.

Que el PSOE era un partido con graves problemas internos y una escasa disciplina lo sabíamos desde el luctuoso comité federal celebrado hace ocho meses. Ahora, gracias al instrumento de elecciones primarias, constatamos que está fracturado.

El tres por ciento del electorado actual socialista ha elegido a Pedro Sánchez de nuevo como secretario general. Esa es la cifra que se calcula que representan los militantes, que como una clásica vanguardia ha escogido la opción más izquierdista de las posibles. 

De tal manera, que Pedro Sánchez implementará ahora ese giro, que no facilitará precisamente la unidad socialista. Tampoco las posibilidades de llegar al poder. En Ciudadanos y en el PP deben estar celebrando el alejamiento del PSOE del caladero centrista, aquel que siempre otorga la Moncloa.

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