lunes, 29 de mayo de 2017

Merkel anuncia una nueva era

Todos aquellos que reclamaban a Alemania que diera un paso al frente y asumiera su condición de líder de la Unión Europea, completando con la dimensión política el hecho de ser el gigante económico de la Unión tras el abandono del Reino Unido, tuvieron ayer respuesta a sus demandas. Angela Merkel se presentó como la dirigente capaz de azuzar a sus conciudadanos para que se liberen de los complejos que les atenazan desde hace setenta y siete años, cuando perdieron estrepitosamente la Segunda Guerra Mundial, comprometiéndose a tirar de la Unión Europea resultante tras el Brexit.

Y lo hizo en Baviera, en el rico sur alemán, en un lander con personalidad propia y con poca solidaridad que mira con recelo a sus vecinos, incluidos los connacionales. Porque, para que Alemania se convierta en la potencia rectora de la Unión, tendrá que ceder en su oposición a la mutualización de la deuda, asumiendo sus ciudadanos las pérdidas ocasionadas por los socios más pobres, como España y otros países mediterráneos. Será una reñida concesión que recordará otra por la que Berlín se cobró una buena pieza: el abandono de su idolatrado marco por el euro, a cambio eso sí de la incorporación de la RDA, de la unificación alemana.

Pero eso solo ocurrirá tras las elecciones que darán de nuevo una mayoría sólida a Angela Merkel. Hasta entonces, no esperen concesiones que puedan minar su apoyo popular. La canciller se limitó ayer en Múnich a advertir a sus connaturales que ya no se pueden fiar ni del Reino Unido, ni de Estados Unidos. Puso así fin a una época y anunció el inicio de otra: la de una Europa liderada por Alemania y en la que Londres y Washington ya no serán necesariamente aliados.

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