jueves, 11 de mayo de 2017

Interés estratégico





Pedro Sánchez ha debido comprender que necesita moderarse para ganar a Susana Díaz. Tal presuposición se basa en que no debe haber mucha diferencia en las expectativas de voto con respecto a la presidenta de Andalucía. De tal manera que el exsecretario general estaría convencido que ese puñado de votos puede ser revertido. De ahí, la moderación empleada en su último -por el momento- proyecto programático.

Dos cuestiones permiten considerar tal giro. Primero, una apuesta clara por la reforma, no por la ruptura, del sistema democrático existente, a la hora de establecer alianzas con otras fuerzas de izquierda; es decir, con Podemos. El matiz tiene su rlevancia y frena el camino demagógico en el que se instaló Pedro Sánchez tras ser desfenestrado en aquel trágico comité federal.

Para todos aquellos que creemos en la democracia, instaurada en 1977, es gratificante observar que el candidato socialista acepta tal realidad. Y aún más lo será para aquellos militantes socialistas que peinan canas y que en la transición democrática lograron con esfuerzos y más de un sufrimiento acabar con la dictadura franquista. 

En segundo lugar, el programa -aparentemente- definitivo con el que competirá en las primarias, matiza la defendida plurinacionalidad española, limitando las naciones vasca, catalana y gallega a su dimensión cultural, en la senda doctrinaria mas federalista. Para mucho viejo militante socialista, educado en el internacionalismo obrero, tal presuposición no será tan chocante como tener que admitir la existencia de otras naciones políticas, lo que indefectiblemente lleva a transigir con el derecho de autodeterminación, tal como hace Podemos.

Bienvenido sea en cualquier caso tales matizaciones, debidas a una consideración estratégica: arañarle los votos necesarios a Susana Díaz para volver a ocupar el sillón de Ferraz.

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