viernes, 17 de febrero de 2017

La tentación populista anida en Francia

La tentación pupulista se ha instalado definitivamente en Francia, lo que es indicativo de la deriva mundial que padecemos: que en la patria de los Derechos Humanos, asistamos a ello es muy significativo. No lo digo, que también, por Marina Le Pen, la candidata más segura de pasar a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, algo que ha sido analizado profusamente en los medios de comunicación, sino porque el populismo ha sido incorporado por algunos de sus rivales.

Fíjense, si no, en el que era la gran esperanza blanca contra el fascismo de Le Pen, la personalidad política que encabezaría el cordón sanitario que impediría que la extrema derecha llegara finalmente al poder. Hablo de François Fillon, el dirigente de Los Republicanos, la formación de derechas francesa.

Ha bastado que la policía le investigue por corrupción y que la fiscalía se niege a archivar el procedimiento judicial contra él, para que asuma sin despeinarse el peor de los populismos. Fillon se niega a renunciar a la carrera presidencial y apela al voto legitimador que le saque del aprieto judicial en el que se ve inmerso: "A partir de ahora me remito solo al veredicto del sufragio universal".

Ya está. La ley no rige para él. Él está exento, a diferencia del resto del los ciudadanos, de lo que decida la Justicia, porque solo acepta lo que diga el Pueblo. Cuántas veces hemos escuchado tal argumento, convirtiéndose en reiterativo en los últimos tiempos. En Francia, en Estados Unidos y también en España. Y en muchos más sitios.

Tal razonamiento aspira a la demolición del Estado de Derecho a través de las urnas y en beneficio de unos nuevos césares que invariablemente, la Historia nos lo recuerda, traerán la desolación al mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario