miércoles, 7 de junio de 2017

Ridículo

El fracaso de Carles Puigdemont a la hora de mantener unidos a todos los soberanistas catalanes, identificables como todos aquellos que defienden el derecho de autodeterminación de Cataluña, es tan evidente y palmario, después de que los comunes de Ada Colau se hayan descolgado de un referéndum unilateral, que debería obligar a replantear a los secesionistas su estrategia. Esta pasaba por volver a 2014, cuando Artur Mas celebró un referéndum de independencia que por su escasa participación no fue atendido en ningún lugar del mundo, con la esperanza de que un nuevo plebiscito sí que fuera respaldado por más de la mitad de los catalanes, cuestión que el paso atrás del partido de Colau ha vuelto a poner en duda.

El secesionismo, pues, debería asumir que no solo no tiene mayoría para la independencia, sino ni siquiera para celebrar un referéndum unilateral, mero instrumento para alcanza la otra. Porque de otro modo, Puigdemont va a terminar arrastrando a las venerables y seculares instituciones catalanas por el desprestigio.

Y el ridículo. Solo superado por Oleguer Pujol, comparando a su padre con el Dalai Lama, a Cataluña con Tíbet y a España con China. Patético.

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