miércoles, 19 de julio de 2017

De bruces con la realidad

Donald Trump ha vuelto a darse de bruces con la realidad. En concreto, con la complejidad que supone gobernar no solo a un Estado, sino a la primera potencia mundial. Su proyecto estrella, consistente en eliminar la mínima asistencia médica lograda por su antecesor Obama, ha vuelto a naufragar en el legislativo estadounidense.

Quedan así evidenciadas diversas consideraciones. La primera y más elemental es que una cosa es criticar desde fuera del sistema y otra gobernar atendiendo las múltiples dificultades existentes en un Estado de Derecho.

La segunda valora el sistema de contrapoderes consagrado por la constitución estadounidense. El presidente, por mucha legitimación democrática que tenga, tiene que gobernar con los representantes del poder parlamentario. Sin su apoyo, no consigue que sus decisiones tengan el respaldo legislativo, por lo que su Presidencia se convertirá en anodina.

Y la tercera hace referencia a lo saludable que sería para la Humanidad que el máximo dirigente de la primera potencia mundial tuviera una capacidad intelectual y académica adecuada, no fiando todo a la mera elección de sus ciudadanos, los únicos que disfrutan del derecho de voto en un país, cuya hegemonía mundial es incuestionable. Al menos, hasta ahora, ya que el presidente Trump acelerará su decadencia.

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