Asistimos a la enésima crisis de los dirigentes del proceso independentista catalán. Una pugna en la que hay de todo: personalismos, miedos, suspicacias, etc. Nada ajeno a la condición humana. Pero hoy quiero denunciar la inestabilidad permanente que vive Cataluña desde hace cinco años, cuando se inició la deriva independentista, cuya marejada amenaza ya a la propia Cataluña.
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