martes, 25 de julio de 2017

¡Ya era hora!

Por fin nuestros partidos políticos han sido capaces de ponerse de acuerdo y sacar adelante un unánime pacto de Estado contra la violencia de género. ¡Ya era hora! 

Sin duda que se podría haber hecho más, pero el solo hecho de que todos los parlamentarios estén de acuerdo otorga a la medida un plus moral a la iniciativa. Ésta contempla medidas penales, pero también educativas.

Ahora iré con éstas últimas, las más importantes, bajo mi punto de vista. Pero antes, debo decir que echo en falta un replanteamiento de la política comunicativa. Sinceramente creo que la actual es manifiestamente mejorable y deberíamos ir a un modelo que sin retrotraer al silencio no facilite el efecto contagio. Es decir, mantener e incluso incrementar la denuncia, pero desde otras variables comunicativas. Ahí, habría que explorar la capacidad disuasiva de los relatos en primera persona de las mujeres víctimas de la violencia.

Ello con ser relevante, tampoco supondrá el fin del feminicidio. A este solo se puede aspirar mediante la educación y tras un tiempo de práctica. No será de la noche a la mañana que determinados comportamientos desaparezcan. Se necesitará un tiempo de instrucción y dejarnos de planteamientos buenistas respecto a la naturaleza humana. Eso sin duda ocasionará muchas perturbaciones en el mundo educativo y probablemente un replanteamiento de las infinitas bondades de la Ilustración, paradigma en el que llevamos más de dos siglos.

Hablando de educación, nuestros parlamentarios deberían coger carrerilla e intentar un pacto en esa materia, que fijase las líneas esenciales de la misma para la próxima generación. Y entre ellas, la lucha contra la violencia de género.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario