Imagino que muchos catalanes habrán tomado nota de como se las gasta la minoría mayoritaria que les domina. Y habrán atisbado el futuro que les espera si el proceso soberanista se ve coronado por el éxito y la República catalana se asienta.
Lo digo por el trágala totalitario visto ayer en el Parlament con la reforma de su reglamento, impuesta por los tres formaciones independentista. A partir de ahora se limitarán sustancialmente las labores de control de la oposición en el legislativo catalán, lo que supone un ataque en toda regla a la democracia.
Lo ha expresado muy bien, la diputada Anna Gabriel, de la CUP, una de las tres formaciones que imponen su rodillo, criticando a la oposición por defender los derechos de los parlamentarios. "Es incoherente defender el derecho de los diputados y las minorías, y no el derecho de autodeterminación de los pueblos".
Y por supuesto que ellos son los que deciden quienes son el pueblo. La Historia tiene muchos ejemplos en el pasado. Los más graves consistieron en subir en trenes a aquellas minorías que no encajaban en los sueños de las mayorías y enviarlas en dirección a Auschwitz.
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