lunes, 10 de julio de 2017

Turquía

Las imágenes de la multitudinaria manifestación celebrada ayer en Estambul invitan al optimismo en Turquía. No todo está perdido ante un régimen populista, cimentado en referendos, con el que el actual presidente del país, Recep Tayyip Erdogan, pretende imponer un estado islamista y que ha llevado a la cárcel a numerosos opositores y periodistas.

Los numerosos congregados ayer en las orillas del Bósforo, ese estrecho que une Europa y Asia, reclamando justicia, permiten constatar que sigue existiendo una Turquía laica y democrática, frente al modelo confesional y plebiscitario del dirigente que quiere convertir a esa república en una satrapía más de Asia.

Los demócratas europeos no solo debemos alentar esa llama, sino atraerla a Europa, donde ese país tiene una de sus dos almas.

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