miércoles, 26 de julio de 2017

Todo unos demócratas

La noticia la conocerán ustedes: Podemos entrará en el gobierno de Castilla-La Mancha, compartiéndolo con el PSOE. Se tratará del primer ensayo de cara a un futuro nacional que permita a la izquierda derrotar democráticamente al PP y alcanzar la Moncloa. Es decir, hacer realidad la consigna: echar a Rajoy.

Para Podemos haber dado tal paso en Castilla-La Mancha supone una rectificación de su estrategia, al menos de la mantenida hasta ahora por Pablo Iglesias, quien como recordarán ganó Vista Alegre II, imponiéndose a los más pragmáticos liderados por Íiñigo Errejón. De hecho, supone la aceptación de la primacía socialista en el seno de la izquierda, al menos en aquella comunidad autónoma. Una preponderancia no asumida en aquel cónclave por la mayoría de los votantes de la formación moderada, que apostaron por una estrategia combativa frente al PSOE, en contra del criterio de los errejonistas.

Se trata, pues, de un ejemplo de cómo las elites dirigentes de Podemos consiguen variar el rumbo establecido por sus bases. Sin duda, que tal imposición acerca a Podemos al modelo de partidos tradicionales, donde sus dirigentes y cuadros más cualificados orientan a la formación para alcanzar sus objetivos.

Pablo Iglesias no solo se ha mostrado entusiasmado con la idea de entrar en minoría en un gobierno socialista, sino que de cara a mantener las apariencias insistió en que la decisión debía ser respaldada por los militantes de Podemos en Castilla-La Mancha. Ya saben ustedes que la democracia participativa, también denominada democracia directa, es un magnífico instrumento para imponer voluntades. Si no que se lo pregunten a tantos que han hecho en el presente y en el pasado de los referendos un arma en su propio beneficio.

Los resultados de tal consulta en Castilla-La Mancha han sido recibidos con alivio por la dirección del partido a nivel nacional y aireados como una prueba de fidelidad a sus principios. 3.562 militantes, un 77,9% de los votantes, han respaldado entrar en el gobierno, mientras que solo 1.006, un 22% ha votado en contra. 

Sin embargo, Podemos ha cuidado mucho que no se difundiera el dato de participación. Es decir, dar a conocer cuántos militantes de la formación han participado en esta nueva muestra de democracia directa. Hoy, por fin, he conseguido enterarme: un mero 48%. Es decir, ni la mitad de los miembros de Podemos ha votado y por tanto tampoco han respaldado el pacto con los socialistas para entrar en el gobierno de Castilla-La Mancha. Los 3.562 militantes favorables son solo el 37% del total de Podemos en aquella región.

En suma, la dirección de Podemos, esa elite liderada por Pablo Iglesias, ha impuesto la entrada en el gobierno castellano-manchego en una posición subalterna con respecto al PSOE, pese a los aprobado mayoritariamente en Vista Alegre II, y sin el apoyo de la mayoría de los militantes de la formación en Castilla-La Mancha.

¡Todo unos demócratas! Sin duda. 

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